Distrito Yoshiwara
Este pequeño pero hermoso santuario es una de las pocas cosas que queda del pasado que caracterizó esta sección de Tokio.
La historia
El distrito Yoshiwara fue en el Periodo Edo (1603-1868), el área roja de la ciudad de Edo (hoy en día Tokio). Aquí se encontraban las mejores casas de Oiran (cortesanas de alta clase), y todos eran tratados de forma igual, desde un campesino hasta un samurái.
Lo más esperado por los habitantes de Yoshiwara era la elegante y magnífica procesión de la Oiran. En esta época, la Oiran era la mayor superestrella del lugar, y era muy común que fuera venerada por los ciudadanos. Al llegar la era Meiji en 1868, el distrito fue perdiendo poder poco a poco debido a las nuevas regulaciones y a que en 1913 hubo un gran incendio que destruyó casi todo el distrito.
Nuevamente con el gran terremoto de Tokio en 1924, gran parte del sector se encendió en llamas dando como resultado el fallecimiento de muchas trabajadoras.
>Finalmente luego de que el Santuario de Yoshiwara fuera reconstruido y la ciudad fuera devuelta a su estado normal, en el gran bombardeo de Tokio en 1945 llevado a cabo por la armada estadounidense, el santuario y todo Yoshiwara quedó quemado y destruido hasta la nada.

A primera vista, Yoshiwara hoy se ve muy similar a muchos otros vecindarios modernos de Tokio. Sin embargo, conserva legados de su pasado, ya que contiene el patrón de cuadrícula de calles, además de que los templos y santuarios de tiempos pasados todavía existen.
Afortunadamente el Santuario Yoshiwara fue vuelto a construir en 1968.Está dividido en dos partes. La primera es donde se encuentra el lugar para rezar y obtener el Omamori (protección) del santuario. La segunda parte queda a unos 4 minutos caminando partiendo del santuario principal y es un jardín con un pequeño estanque con peces Koi y una gran imagen de la diosa Benzaiten dibujada en la pared.
También hay una estatua de Kannon, la diosa de la piedad, recordando a todas las personas que fallecieron en Yoshiwara durante el terremoto de Tokio.

El santuario Yoshiwara está dedicado a ella, y es uno de los pocos recordatorios de lo que fue el distrito en tiempos pasados.